Ciclo Palomitas XXXIV: El «amor» (o lo que sea) en tiempos de la impaciencia

Díganme qué hay detrás de una comedia romántica, qué hay al final de esa trama… Realmente sabemos cómo terminan en la mayoría de los casos: un final feliz basado en una boda o simplemente, en dos personas que se «quieren» (mientras todo vaya bien), que quizás se terminan perdonando y deciden permanecer juntas sin llegar a consolidar su unión legal y/o eclesiásticamente en la película. Contamos con films más tradicionales y con otros más modernos. El arrejuntamiento previo a una posible boda de dos personas de sexo opuesto es la opción que muchas películas muestran; en otras, sin embargo, cada vez más escasas, los futuros casados salen de sus respectivas casas (de padres u otros familiares) y, la posibilidad más dada hoy día, debido a que la edad de casamiento o vida en común es más avanzada, consiste en arrejuntarse o casarse después de salir de sus propias casas (como propietarios o en alquiler).

El padre de la novia. Con Steve Martin.
Un amor joven, virginal y sin dudas.

A medida que avanza el siglo XXI, la polémica va siendo cada vez más fuerte respecto a cómo vivir en pareja y esa evolución o transformación se va reflejando fielmente en las películas. En cuanto a este tema, hay opiniones para dar y regalar y todas ellas son respetables, por supuesto. He leído varios artículos y blogs que tratan el tema desde una perspectiva personal y muy subjetiva, como es lógico. Me lo he pasado muy bien. Puedo decir que me he divertido. Es curioso ver cómo unas cuantas mujeres creen ser modernas e incluso «listas» por no pasar por el aro del matrimonio, por no presentarse ante un juez o por no llegar al altar. ¿Y todo por qué? Porque supuestamente han encontrado la ansiada libertad que tantos años llevan gritando en silencio. Ahora pueden decir «NO», sin más. Ahora pueden parecerse más a algunos hombres y soltar un «no me da la gana casarme». Parece como si la imagen de una novia tradicional fuera la de una muñequita principesca que es secuestrada en contra de su voluntad por una firma en un papel y un día de fiesta. Casarse no es sólo una idea romántica como mucha gente cree (que también), es mucho más, significa compromiso de por vida, significa unión y fidelidad y sobre todo, y no menos importante, unos derechos de los que la mujer es completamente privada si sólo opta por arrejuntarse. Supongamos que pensáramos que el amor no es un contrato (que, de hecho, no lo es) y que no apetece casarse, ¡perfecto! y ya que estamos suponiendo, ¿no podríamos pensar que el convivir previamente o el mantenerse sin casar es una «bonita» manera de que dos personas se libren de ciertas molestias, de ciertas «pseudoataduras» y de un gasto importante? Desde luego, no me dirán que esta respetable opción no conlleva mucho menos esfuerzo que la tradicional. Podríamos, incluso, ir mucho más lejos… podríamos concluir que no casándose se mantiene cierta seguridad ya que posiblemente la raíz de todo sea que no se tiene claro si la otra persona es el amor de su vida o no, y por ello, cuanto menos «cadenas» mejor, cadenas que hoy día no son tales pues con un abogado, todo solucionado. No se tiene que aguantar al cónyuge por obligación. En pleno siglo XXI podría decirse que optar por casarse por el juzgado o por la Iglesia está lejos de ser una tontería, es más un acto de valentía, una revolución contra lo que empieza a establecerse como «normal» y un síntoma de que ambos miembros de la pareja tienen las ideas claras, aunque luego quepa la posibilidad de que todo falle. No hay garantías de que las diferentes alternativas sean mejores o peores. No hay ventajas o desventajas en este tema. Siempre hay un riesgo y factores de suerte que influyen en el éxito de la vida en pareja.

Oficial y caballero (1982). Con Richard Gere y Debra Winger.
Un amor que se forja con el tiempo.

El arrejuntamiento en sí hoy día, y espero que nadie se ofenda con estas palabras, es una manera de querer conocer a la otra persona cuanto antes conviviendo día tras día, comprobando si todos sus defectos son soportables, si hay entendimiento en mesa, sofá y cama y, en definitiva, experimentando si es factible vivir con esa persona o no, si satisface nuestras necesidades, etc, etc… y eso, muy señores y señoras míos, no es amor, es simplemente una manera práctica, fría y material de ver si la relación funciona o no, para si no es así, cambiar de vida sin complicación alguna (y sin abogado). ¿Hay garantías de que arrejuntándose todo salga mejor? ¡Ninguna! Cuántas parejas han convivido durante varios años y cuando se suponía que tenían todo claro, y deciden casarse, se divorcian al año. Cierto como la vida misma. El arrejuntamiento no es la panacea, es algo así como una prueba de evaluación, y de bonito no tiene nada pero cada cual que escoja la manera en la que desee vivir. Ahí ni se pincha ni se corta.

Estamos en la era de la monotonía y la rutina. Parece que todo aburre, que el día a día no ofrece las posibilidades y las aventuras que gustaría vivir e, irónicamente, sin embargo, poca gente quiere lanzarse al vacío y arriesgarse a que la pareja pueda sorprender (para bien o para mal) tras un enlace, como se ha hecho durante siglos atrás. Parece ser que se es valiente para hacer puenting o escalada pero para casarse con una persona con la que no se ha convivido antes y a la que supuestamente se ama, la actitud se convierte en temerosa y cobarde. La cuestión es que la gente opta por ir al matrimonio (los que así lo quieren) con todo ya conocido, hecho, probado y experimentado. ¿Qué aliciente o ilusión ofrece entonces, de esta manera, que una pareja conviva casada? Ninguno, ninguna. Por ello, no hay de qué extrañarse, las cosas funcionan como funcionan porque hay motivos importantes para que así ocurra.

Sexo en Nueva York: la película (2008). Con Sarah Jessica Parker.
Un amor que se hace de rogar.

Separados (2006). Con Jennifer Aniston y Vince Vaughn.
Un amor equivocado.

No podemos negarlo, a día de hoy, existen tantas mujeres como hombres aparentemente reaccios al matrimonio por diferentes razones. Unas veces se trata de una decisión propia y otras, sin embargo, es implemente influencia de la pareja, que intenta y consigue convencer de que este no es el mejor camino (y quizás no lo sea). En las películas, por ejemplo en «Sexo en Nueva York» (2008) o en «Separados» (2006), Jennifer Aniston y Sarah Jessica Parker esperan en silencio y con ganas a que sus respectivas parejas den el paso de pedirles casamiento antes de tener que intervenir ellas. ¡Sí! Estamos en el siglo XXI pero aún hoy existen muchas mujeres a las que les gustaría casarse. Será cursi, será ñoño, será innecesario, pero existe esa voluntad, en muchos casos, camuflada por factores externos que se presentan como excusas de cara a la galería. No se trata de un contrato que encadene a nadie. No se trata de un «esclava te doy» para ellos, ni de un comerciante para ellas. Simplemente es un acuerdo de convivencia a largo plazo, con todo lo que eso conlleva (respeto, cuidado, preocupación, cariño, tareas y responsabilidades compartidas, compañía, confianza, entendimiento, empatía, lealtad, intención de formar una familia, deseo y pasión). Mucha gente se preguntará: ¿por qué casarme? y otros tantos dirán: ¿y por qué no?. Para una mujer puede ser un momento único e quizás irrepetible y una señal de amor y esfuerzo por parte de su compañero sentimental; para un hombre puede ser también un momento muy especial y una manera de agradar a la mujer que ama. No tiene nada de absurdo, de traumático, de agobiante o de fóbico para ninguna de las partes. Tan sólo es una libre elección.

Kramer contra Kramer (1979). Con Dustin Hoffman y Meryl Streep.
Un amor agotado, apagado, rendido.

La existencia de matrimonios que se han separado a los treinta años de convivencia hace pensar a muchos jóvenes (hijos de estas uniones maltrechas) que la raíz viene de que en su momento no se arrejuntaron. No intentemos autoconvencernos de cosas injustificables. Seamos sinceros y digamos: «No me apetece perder el tiempo en dedicar un día de celebración para compartir mi vida, o parte de ella con la persona a la que amo» y punto. El amor si es de verdad no debería terminarse nunca pero si, desafortunadamente, lo hace, el motivo de ruptura es otro muy diferente a si se habían visto el uno al otro las legañas por la mañana previamente. Partamos siempre de la premisa de que nadie es perfecto y de que siempre, y digo SIEMPRE, saldrán manías por una u otra parte que nos sacarán de quicio. Habrá discusiones varias y desacuerdos, habrá reacciones y actitudes que nos molesten y habrá, por supuesto, malos entendidos y libres y subjetivas interpretaciones… pero es que todo eso forma parte, en definitiva, de una relación. Estos son los sinsabores del amor con mayúsculas. Rendirse a la primera de cambio, cortar por lo sano, puede ser una solución viable y efectiva pero no es la respuesta que el amor otorga y requiere. El amor no entiende de huídas ni de abandonos, entiende de esfuerzo, de estar ahí aunque caigan chuzos de punta, y no con desgana, sino, en resumen, con ilusión porque se ama de veras. No me malinterpreten, por favor. En el caso de que existiera maltrato físico o psicológico, falta de respeto, desprecio, infravaloración, celos psicóticos infundados o cualquier otra barbarie semejante en cualquiera de los dos sexos, no es solución esperar a dejar de ser una persona para convertirse en una piltrafa humana. En esos casos, el aguante no tiene cabida alguna. Es así. Todas estas posibilidades no son fruto del amor, no tienen nada que ver con el amor, y quien diga lo contrario, está mintiendo. Hacer daño y amar son acciones que no casan. El amor es felicidad y armonía. Nos reconforta, nos satisface y nos impulsa. El amor no nos limita, ni nos debilita, ni nos hace sentir pequeñitos. Afortunadamente, se trata de todo lo contrario. Una persona que se siente verdaderamente querida y deseada no duda en luchar y en comerse el mundo, cualquier otra sensación negativa, dubitativa o de baja autoestima no viene del amor.

El bosque (2004). Con Joaquín Phoenix.
Un amor con ceguera pero sincero y tierno.

He leído en varios artículos que los motivos más destacables de fracaso sentimental radican en una carencia total de compromiso, sacrificio y aguante. ¡Damas y caballeros! El amor conlleva justamente todo eso. El amor (no la atracción o la pasión, que es algo implícito pero muy diferente) no es un camino de rosas. Hay que aguantar muchas cosas a una persona y, a su vez, esa persona debe hacer lo mismo y quien no esté seguro de eso, que no se embarque en tan ambicioso proyecto porque va derechito, de cabeza, al precipicio.

Nunca he visto (en la vida real) a una mujer enamorada a la que el caballero se le haya declarado y haya dicho «no, gracias». He visto parejas querer casarse de mutuo acuerdo, sin discusión alguna y también otras parejas en las que él está empeñado en no casarse y ellas están en el intento de convencerles. En mi opinión, es bastante triste la imposición de una persona a la otra. Si uno de los dos no cree en ello, o no quiere, sería conveniente analizar las causas antes de dar un paso importante en falso y pagarlo con creces después. Alguien podría resultar desgraciadamente dañado.

Pearl Harbor (2001). Con Ben Affleck y Kate Beckinsale.
Un amor en guerra.

Amar a alguien es un todo; no es evitar pasar una vida solo o sola, no es amarrar a un compañero o compañera de vida para poder tener descendencia, no es poder decir a la gente «os presento a Fulanito o a Fulanita» (a la gente por norma le repampinfla)… No se puede convivir con alguien durante largo tiempo si estos son los cimientos que sostienen la relación. El hombre debe amar a la mujer con todo su ser, debe valorar cuanto ella es, exactamente igual que la mujer al hombre. Se deben gustar mucho, deben poder hacer cualquier cosa el uno por el otro y también cosas juntos, se precisa de gran complicidad y entendimiento, de la necesidad imperiosa de ver a la otra persona, de sentir algo en el estómago en su ausencia, de desear con ansia contarle algo que ha sucedido en el día, de preocuparse por su bienestar, de sentir celos controlados cuando la situación lo merece. Con una mirada debería bastar muchas veces para descifrar lo que cada uno piensa y también para comprobar que esa persona te corresponde y no existe nadie más a quien mire con tanta ternura. Eso, mis lectores, es amor, y lo he respirado en mi casa aunque no lo haya experimentado aún en mi persona.

El cine, en ocasiones, ofrece una cara demasiado dulce y melosa de lo que es el amor pero en esencia es eso. En «Conspiración» (1997), Mel Gibson (Jerry) dice: «el amor te da alas«. Es una manera curiosa de hablar de ello. Hay quien piensa justo lo contrario: que el amor te ata, te hace presa, te esclaviza. En «Hitch» (2005), Will Smith dice: «Es lo que hacemos todos: nos lanzamos, y esperamos poder volar. Porque si no es así, caeremos como piedras. Y durante la caída nos preguntamos: ¿se puede saber por qué he saltado? Pero aquí estoy, cayendo. Y sólo hay una persona que puede hacerme creer que vuelo: y eres tú«. En esta cita se refleja lo que es dar el paso de hacer saber a la otra persona que se la quiere aunque pueda haber una respuesta inesperada por su parte. ¡El riesgo! ¡La emoción de expresar un sentimiento! ¿Existe en el mundo una emoción más salvaje y valiente? ¡No lo creo! En «Mejor… imposible» (1997), el genial Jack Nickolson utiliza las siguientes palabras: «Haces que quiera ser mejor persona«. Puede que aquí, con esta breve frase, se resuma la clave del amor, ¿qué me dicen? ¿qué piensan? Quizás no querer cambiar es algo que nos aleja del amor y nos aisla. Quizás un buen amigo tenía razón y es importante «poner toda la carne en el asador«.

Mejor… imposible (1997). Con Jack Nickolson y Helen Hunt.
Un amor con diferencia de edad y circunstancias.

En la película «Hitch» vemos a personas enamoradas que insisten y se esfuerzan en estar con la persona que quieren estar. La persistencia y la seguridad son armas claves para la conquista. La moraleja de esta comedia romántica es que no hay fórmulas ni recetas para que el amor triunfe. Sólo surge y hay que estar ahí, al pie del cañón, a las duras y a las maduras, para evitar que la oportunidad pase de largo sin más. El amor de verdad, el incondicional, es inagotable e imperecedero. Es eterno. No lo duden. Nada puede destruirlo o corromperlo salvo nosotros mismos con inseguridades, paranoias, distracciones banales y ese infantiloide «me aburro/me aburres» que tanta problemática causa hoy día. Muchas veces hay que distinguir entre un capricho y un amor. ¿Cómo diferenciar? Tomándose un tiempo (¡lo hay! ¡en serio!) para escuchar atentamente al corazón. Este jamás miente.

Hitch: especialista en ligues (2005). Con Kevin James y Amber Valletta.
Un amor entre clases sociales distintas y distantes.

Sé que en el mundo actual es complicado creer ciegamente en un amor que nos salve de las penurias y de la insatisfacción pero yo (quizás pecando de inocente) aún creo en él. El universo carece de luz sin amor de verdad que dé sentido a lo que somos, al día a día. Julia Ormond, en el papel de Lady Ginebra correspondiente a la película «El primer caballero» (1995) dice: «No conozco otra forma de amar más que en cuerpo, alma y corazón» . Así es. Así debe ser. Así debería ser.

Postdata: Te quiero (2007). Con Hilary Swank y Gerard Butler.
Un amor eterno, incluso en soledad.

Acerca de gema82

Soy una apasionada del 7º Arte, una enamorada de la la fotografía en las películas, de las grandes bandas sonoras y por supuesto de los excelentes actores y actrices que hacen que las historias se tornen realidad ante nuestros ojos.
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12 respuestas a Ciclo Palomitas XXXIV: El «amor» (o lo que sea) en tiempos de la impaciencia

  1. Txema dijo:

    Hola. ¡Menudo post! El blog ha dado un giro inesperado. Me gusta esta nueva línea de mundo cinematográfico y opinión personal. Creo que será muy positivo entre nosotros, los lectores. Desde el más absoluto respeto, no comparto algunas ideas pero en esencia sí que entiendo tu postura, gema82. Estoy absolutamente harto de ver relaciones para pasar el rato, relaciones de cartón-piedra que no llenan a nadie. Muchísimas gracias por abrirnos tu mente. Un cordial saludo.

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  2. Escarlata dijo:

    Buenas tardes. Estoy gratamente sorprendida por la nueva perspectiva que ha tomado el blog en este post. Creo que es interesante expresarse abiertamente con el cine de telón de fondo. Intuyo que debes de ser una mujer muy romántica, gema82, y pienso que es bueno creer que aún hay esperanza en el mundo y amor sincero para dar y recibir. Ya que estoy implicada en este comentario, diré que hay dos películas impresionantemente románticas que se caracterizan por una paciencia y una ilusión por parte del hombre muy, muy valorables y que rompen con la idea del aquí y ahora, de ese vivir el presente a tope… Una es Pearl Harbor, en la que Ben Affleck prefiere dejar las relaciones íntimas con su amada para su regreso de la guerra, cuando ella está lanzada y dice eso de: si sólo tuviéramos esta noche, querría pasarla contigo. La segunda, y no menos bonita, es Cold Mountain, en la que Jude Law pasa años guardándose para el amor de su vida (Nicole Kidman) y a pesar de que se le presentan tentaciones muy próximas (prostitutas, Natalie Portman…), él mantiene su corazón, su cuerpo y su mente intactos para el que es, sin duda alguna, el amor de su vida. En fin, no quería leer el post sin dejar mi pequeña contribución. Un saludito y no pierdas nunca ese toque que te hace tan auténtica, gema82.

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  3. Estoy de acuerdo con el post. Comparto gran parte de las ideas que en él se citan. El AMOR debe ser verdadero, auténtico, real. Debe darse entre dos personas que se aman, que se quieren, que se aceptan mutuamente. El amor es aceptar los defectos del otro, y que el otro acepte los tuyos, es saber aguantar las lluvias y tempestades, es perdonar cuándo se cree que llevar razón y no es así. Es tener paciencia, no caer en la envidia, no ser rencoroso…no describo un amor perfecto, eso no existe, ni la pareja perfecta, eso tampoco existe. Eso es lo mejor, que tiene imperfecciones pero lo hacen bello y hermoso. Soy una chica del siglo XVI con ideas románticas bien cimentadas y moderna como la que más. El amor es de dos.Gracias por dejarme escribir unas palabras. Saludos.

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  4. ¡Oh, capitán! dijo:

    El amor… esa tontería para quienes ven en este concepto el natural y humano ritual de cortejo, apareamiento y en algunos casos, procreación; y sin embargo, para otras almas mortales, supone ese motor de vida y de sentido al día a día sin el cual el corazón se transforma en un órgano hueco, silencioso y sin luz. Ahí está el fenómeno que trastoca el mundo entre hombres y mujeres y que pone neuronas y hormonas en pie de guerra. Claro que el amor no es como lo pintan en algunas películas, todo color de rosa y precioso. Hay que estar preparados por si llega y nos arrasa como un sunami; hay que tener cuidado por si nos atraviesa con su flecha; hay que saber advertirlo y no dejarlo pasar cual brisa suave que se esfuma al tocarnos… Puede estar a nuestro lado, puede haber estado siempre, o quizás está a la vuelta de la esquina pero a todos nos llega su majestuoso efecto, tarde o temprano. Quiero hacer mención de una película que a mí me llegó, titulada «Gigante». Me parece que sus protagonistas eran Rock Hudson y Elizabeth Taylor. Creo que esa obra maestra refleja fielmente lo que es o lo que debería ser el amor verdadero.
    Me ha gustado el post. Permanece atenta, gema82 ;-).
    Un saludo.

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    • gema82 dijo:

      Maravillosa contribución ¡Oh, Capitán!. «Gigante» resulta ser una de mis películas favoritas. Todo un clásico en el que prima el amor, ¡sí, señor! Gracias, reciba un caluroso saludo.

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  5. Joaquin Gomez dijo:

    Me gusta el contenido del post, quizas un poco extenso y quizas demasiado texto junto, pero son detalles que no invalidan el contenido, en resumen destacaría las ideas compromiso, riesgo, lanzarse al vacio. Las relaciones se agostan con el tiempo, cuando la rutina y el devenir del dia a dia y la voragine de este mundo tan brutal, nos aparta de la persona a la que amas y que convives con ella, muchas rupturas vienen por ahi, otras por ese sentimiento mal interpretado y mal adquirido de posesion, de querer forjar un ideal alrededor de la persona con la que convives esperando un principe o una princesa que nunca llegan, por que son fruto de tu imaginación, perdiendote por tanto la realidad de la persona que con sus defectos y virtudes vive contigo. En definitiva, hay material para unos cuantos post mas junto con sus comentarios. Buen articulo, sigo a la «escucha» 🙂

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    • gema82 dijo:

      ¡Muchísimas gracias, Joaquin Gomez! Valoro enormemente tu seguimiento de mi blog y cada comentario que haces se me dibuja reconfortante. Ojalá que continues a la escucha. Yo, por mi parte, continuaré por aquí: en medio del meollo cinematográfico.
      Un afectuoso saludo.
      Gema Mª Gómez del Barco

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    • gema82 dijo:

      ¡Ah! se me olvidaba, Joaquin Gomez. Intentaré abreviar un poco para la próxima vez… 😉 Me encanta escribir y a veces se me olvida que la gente tiene que hacer el esfuerzo de leer demasiado texto… Mis disculpas.

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      • Joaquin Gomez dijo:

        gema82 de disculpas nada!. Y no es una cuestion de esfuerzo si no mas bien de concentración, en un post con la densidad de contenido como este la separación de parrafos, siempre se agradece para poder asimilar mejor un contenido que por otra parte tiene una gran profundidad y que como decia anteriormente da para muchos articulos y posteriores comentarios, sigo a la «escucha» mas que nada por que me gusta el blog, sus contenidos y el enfoque de los mismos. 😀

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