Ciclo Chocolat CXX: Una crítica personal de película: “Napoleón” (Ridley Scott, 2023).

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Ciclo Chocolat CXIX: Una crítica personal de película: “The Equalizer 3” (Antoine Fuqua, 2023).

Les vengo a promocionar una de esas películas del género de acción, con una clara y visible dosis de fuerte violencia, con un concepto de la justicia tan drástico como convincente. En esta entrada, voy a ceñirme a mi opinión personal como simple y llana espectadora. Voy a ignorar, a diferencia de otras críticas, meros datos de ficha técnica cinematográfica que pueden encontrar en diversos espacios de las redes.

«The Equalizer 3» supone uno de esos trabajos que unas cuantas personas odian y desprestigian argumentando que son meramente comerciales. Me parece estupenda la opinión. Muy respetable. Sin embargo, tengo que decir que disfruté de lo lindo de casi dos horas de proyección. Efectivamente, no es de esas películas que invitan a estrujarse el cerebro para comprender qué nos ha querido decir la dirección (que a veces sólo lo sabe él o ella). Me sentí y salí esperanzada, pues todavía el mundo tiene algo significativo y alentador que rescatar: justicia y buenas personas. Leí hace unos días en un artículo que en esta tercera entrega, el espectador queda confundido, porque no sabe muy bien si el protagonista está en el lado de los buenos o en el lado de los malos. Quien haya escrito semejante cosa, ignoro qué tiene en la cabeza, pero desde luego, en esta película no hay lugar para ningún tipo de confusión ética o moral. Sólo hay una justicia real y práctica, y esta es aquella que protege a las buenas personas, al inocente, y elimina a quienes quitan vidas por negocios, por venganzas o por simple ego destructor (maldad). Denzel Washington siempre ha bordado este tipo de personajes y, desde luego, como Robert McCall, sus maneras, duras y sin compasión alguna, no generan ningún tipo de dudas sobre si lo que hace está bien o mal. Este maravilloso actor resulta reconfortante en la mayor parte de las películas que ha protagonizado. Hay una paz que sólo existe y se logra cuando el mal se ha combatido de raíz y él lo hace con clase, con seguridad, con inmutabilidad. Realmente, nos topamos con un personaje que tiene las ideas muy claras sobre lo que tiene que hacer y que se entromete conscientemente en lo ajeno para que el inocente deje de sufrir por culpa de otra persona. Esta «labor social» la lleva de serie. Tiene tan interiorizado lo que cree que es su deber, que no da opción a una defensa, a una réplica, a una mentira sobre presunta inocencia, a otro punto de vista, porque no hay cabida. Impresiona que un hombre solo tenga tanto poder. Impone que un hombre solo pueda terminar con situaciones que incumben a policías, abogados y jueces, cuya labor se convierte en procesos largos y agotadores sin garantía alguna de justicia real. Por otra parte, alivia que alguien al margen de la Ley, pueda solucionar graves problemas que tanto dicha Ley (que en muchos casos, deja bastante que desear) como quienes trabajan para que esta se cumpla en beneficio propio o en el lado oscuro, no pueden solventar. Da qué pensar que un personaje así, que se toma la justicia por su mano, sea bienvenido, bien recibido y se le agradezca su actuación. Esto sólo indica que la justicia, en ocasiones, peca de ceguera y la balanza no está lo equilibrada que debiera, por lo que, interiormente, nos vemos desprotegidos, desprovistos de que la justicia verdaderamente nos ampare o simplemente, haga la vista gorda en nuestra cara. Películas así son esperanzadoras y esto se debe a que, en la realidad, impera el caos, la incoherencia, intereses creados, corrupción y mentes podridas que no pagan como deberían sus despreciables acciones. Al margen de lo maravilloso e idílico de la trama, está el atractivo escenario italiano en el que transcurre todo. De esta manera, cobra relevancia y belleza un pueblecito encantador que llaman Altamonte (nombre ficticio), un rincón de cuento cercano a Nápoles que se hace querer al igual que todos y cada uno de sus habitantes. Sin duda, llama la atención cómo gente de a pie con vidas humildes y sencillas se ven perjudicadas por personas que han logrado el poder creando mafias, amenazando, sembrando el terror, destruyendo propiedades ajenas, traficando con drogas y, lo que es peor, de una manera u otra, llevándose por delante vidas humanas sin ningún tipo de justificación moral o ética. Para mí, esta película, cuenta con una calificación alta, en concreto de 8/10, por numerosas razones, como: la presencia de un veterano actor de renombre que no defrauda nunca por la elegancia en sus maneras y por su preocupación inherente en el bienestar ajeno cuando encarna a un personaje, un precioso enclave, una atractiva trama, una duración justa y una magnífica sensación de complacencia, de satisfacción y de incremento personal de mi fe en la humanidad. Pienso que son razones de peso para calificar con generosidad la calidad de este trabajo. Independientemente de la calificación que les muestro, comentar que para mí es la mejor de las tres partes que conforman la saga. Desde mi punto de vista, es la más simple, y a la par, la más auténtica. Sólo puedo añadir que vayan a verla si este género es de su agrado. No lo lamentarán.

Muchas gracias. Un cordial saludo y hasta próximamente…

De la mano del Séptimo Arte

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Ciclo Chocolat CXVIII: Una crítica personal de película: “Oppenheimer” (Christopher Nolan, 2023).

Muy buenas, estimados lectores. Me aventuro, con cierta impaciencia y muchas ganas, a mostrarles una película de estreno en la cartelera de cine actual. Es maravilloso cuando se puede ir al cine de seguido porque la oferta cinematográfica así lo merece.

El director de la película que nos ocupa, Christopher Nolan (‘Batman begins’, «El truco final», «El caballero oscuro», «El caballero oscuro: la leyenda renace», «Origen», «Interstellar», «Dunkerque», «Tenet»), es un hombre de cincuenta y dos veranos cuyos trabajos nunca pasan desapercibidos. A lo largo de su trayectoria, su filmografía goza de un sello de calidad y de una identidad única. La mayor parte de sus trabajos dejan al espectador pegado a la butaca cuando comienzan a aparecer en pantalla los créditos finales. La gente no suele aplaudir porque queda en shock, reflexionando para sus adentros qué ha visto y cuál es el auténtico sentido. Puede que esta película sea la excepción.

En «Oppenheimer», cuyo estreno en España tuvo lugar el pasado jueves 20 de julio de 2023, contamos con un reparto de auténtico lujo. El imponente cartel lo forma el siguiente elenco de ases: Cillian Murphy (como J. Robert Oppenheimer), Robert Downey Jr. (como Lewis Strauss), Matt Damon (como Leslie Groves), Josh Hartnett (como Ernest Lawrence), Emily Blunt (como Kitty Oppenheimer), Gary Oldman (como Harry S. Truman), Florence Pugh (como Jean Tatlock), Kenneth Branagh (como Niels Bohr), Rami Malek (como David L.Hill) y Tom Conti (como Albert Einstein), entre otros.

¿Cuál es la sinopsis de esta película? Trata la biografía y talento de un hombre llamado J. Robert Oppenheimer (Murphy), un físico estadounidense de origen judío alemán, que pasó a la Historia como el padre de la bomba atómica. Realizó investigaciones importantes en astrofísica, física nuclear, espectroscopia y teoría cuántica de campos. La trama se centra en el Proyecto Manhattan, un proyecto de investigación llevado a cabo durante la Segunda Guerra Mundial por los Estados Unidos de América. La finalidad de dicho proyecto es la creación de la primera bomba atómica. La parte de la seguridad y de las operaciones militares corren a cargo del general Leslie R. Groves (Damon). Dicho proyecto se lleva a cabo en el Distrito de Ingeniería Manhattan, situado en el conocido actualmente como Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México. El protagonista (Murphy) se debate entre la satisfacción de haber creado la primera arma nuclear de destrucción masiva, de haber influido eficazmente en el fin de la Segunda Guerra Mundial, y al otro lado de la balanza, en la trágica aniquilación de miles y miles de vidas humanas. Crear para destruir. Toda una paradoja moral.

¿Qué detalles me disgustan de la película? Desafortunadamente, de este trabajo, me disgustan varios detalles. En primer lugar, me parece que la duración de la película es excesiva… ¡tres horas exactas! Si a esta realidad, añadimos el hecho de que la conversación es el medio de este trabajo para conectar con el espectador, comunicarse con él y engancharle… háganse cargo de lo que son tres horas de diálogo, con tropecientos nombres o apellidos que van surgiendo cuando hablan de otros personajes. No es difícil perderse, o simplemente, desconectar en determinados momentos. En mi opinión, a esta película le sobra una hora, sobre todo, en esa parte en la que asistimos a una especie de juicio/interrogatorio infinito que no aporta demasiada relevancia al conjunto de la trama. Vayamos ahora con uno de esos detalles que me disgustan sobre manera, y es que las mujeres en esta película están porque no pueden faltar, pero como personajes desaprovechados. Contamos con una Emily Blunt que interpreta a una esposa con varios maridos previos, bióloga, inconformista, amargada, alcohólica, cornuda, madre de dos criaturas, irresponsable y ama de casa. En definitiva, un cero a la izquierda ante la genialidad que representa su marido. Cierto es que cuando ella habla, él la escucha y él es muy consciente de que ella sabe lo que dice. Lejos está de ser una mujer superficial, pero su personaje es insuficiente para mostrarlo en una película del siglo XXI. Verdad es que en los años 40 era más habitual ver a la mujer como un ciudadano de segunda, al servicio de la tradición y del hombre de turno, pero en este caso, nos presentan a una mujer inteligente y formada, sin embargo, no se percibe la diferencia como debiera ser. La segunda fémina en discordia en la trama no es esposa sino amante ocasional, tanto antes del casamiento de Oppenheimer como después. Este personaje, encarnado por la actriz Florence Pugh, es nada más y nada menos que la psiquiatra Jean Tatlock y está para que la traten a ella. Nos muestran a una mujer capaz, formada, convincente, que enamora a Oppenheimer, y sin embargo, no parece saber lo que quiere, padece un comportamiento bipolar… es depresiva, melancólica, de carácter fuerte, pero de orgullo débil. Se palpa en la gran pantalla la admiración y la atracción de Robert hacia ella. Entonces es cuando, desafortunadamente, se cae en la cuenta de que el protagonismo femenino en esta película abarca a un dúo de mujeres de izquierdas y extremadamente infelices. Supongo que refleja la actitud y el sentir de una mujer que, queriendo ser libre, se ve en una situación de encarcelamiento existencial. Ellas se lo buscan pretendiendo tener y retener a un genio que, igual, por mucho genio que sea, no las merece. Me indigna esta realidad, pero no culpo a Nolan. Puede que sea un reflejo fiel y preciso de este perfil de mujeres en la época, y puede que sea exacto, porque haberlas, haylas, aunque existe quien no tolera, ni acepta ni concibe esta manera de vivir.

En cuanto a las polémicas escenas de cama que aparecen, ni creo que sean un baluarte para el trabajo cinematográfico en sí mismo, como opinan Murphy y Nolan, ni creo que haya que censurarlas, sin embargo, me decepciona que, en pleno siglo XXI, la desnudez femenina siga siendo algo natural y visiblemente expuesto y, sin embargo, la masculina se mantenga bastante camuflada o en oculto. Esto no es igualdad. No me extraña nada la opinión del protagonista y del director. ¡Hombres y heterosexuales tenían que ser! ¡ Pillines !

La trama es lenta. Las escenas se suceden de manera ordenada y resulta clarificadora. En este sentido, no hay confusión posible. El problema viene cuando puntualmente, aparecen indicios de somnolencia.

El compositor, arreglista, músico y productor musical sueco Ludwig Göransson ha sido el responsable de la banda sonora original de «Oppenheimer». Él lleva desde 2008 componiendo en el mundo del Séptimo Arte, con veintidós trabajos más, a día de hoy, a sus espaldas. Ha creado una maravillosa banda sonora cinematográfica, al igual que ya lo logró en «Tenet», otro de los trabajos de Nolan. Muy bueno.

En lo referente al presupuesto que se ha dedicado al rodaje de esta película, la cantidad ha sido de 100 millones de dólares. Cantidad, a simple vista, no tan escandalosa. En taquilla, al menos en la española, la recaudación no está siendo nada desdeñable. Esperemos que siga así.

Como curiosidad interesante y, para que estén más atentos (no vale dormirse) y se fijen aquellas personas que aún no han ido a ver esta película al cine, comentar que las banderitas de los Estados Unidos de América en la escena en la que el público está vitoreando a Oppenheimer una vez ya lanzada la bomba atómica, muestran cincuenta estrellas (contando los estados de Alaska y Hawai), y para aquel momento histórico, deberían contar con sólo cuarenta y ocho. Una pequeña observación sin demasiada importancia que, sin duda, les animará a ver este estreno. Según el perfeccionista Nolan no se trata de un error histórico, sino que fue hecho adrede. Valoren ustedes.

Sin más aplazamiento, y para cerrar con broche de plata esta entrada, me dispongo a incluir mi calificación personal para este trabajo cinematográfico, dejando al margen aquellos detalles tristes que he destacado y que, al fin y al cabo, no dejan de ser mera visión personal de una servidora. Un 6,75/10 refleja mi percepción general de la película. Mi sensación al inicio, mi sensación en el durante y mi sensación final distan mucho. En el comienzo, estaba expectante; en el durante, algo aburrida, y en los créditos finales, me encontraba cansada y algo decepcionada. Por supuesto, mi sensación no tiene nada que ver con desmerecer el magnífico trabajo interpretativo de Murphy, Damon y Downey Jr. ¡Fantásticos actores!

Muchas gracias por su seguimiento. Hasta próximamente… Un afectuoso saludo.

-De la mano del Séptimo Arte-

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Ciclo Chocolat CXVII: Una crítica personal de película: “Misión: Imposible. Sentencia Mortal. Parte I.” (Christopher McQuarrie, 2023).

Muy buenas, mis estimados/as cinéfilos/as. Tras un período excesivamente largo de ausencia por escasez de buenos estrenos en la cartelera, me precipito con entusiasmo a presentarles una película, de saga incansable, que mejora estrepitosamente y de manera sorprendente, trabajo tras trabajo, como el buen vino.

La saga de misiones imposibles continúa con el mismo director, Christopher McQuarrie («Valkiria», ‘The Tourist’, «Jack Reacher», «La momia», «Al filo del mañana», «Top Gun: Maverick»). quien desde 2015, con «Misión: Imposible. Nación Secreta.» (la quinta), comenzó su labor situándose tras las cámaras para guiar la acción que siempre acompaña al actor Tom Cruise, como el incombustible agente del FMI, Ethan Hunt. La Paramount sigue confiando en este magnético actor y en su talento para llenar taquillas, a pesar de las rencillas del pasado, y hace bien. Otra decisión distinta supone a esta distribuidora perder y mucho, y ya tuvo la oportunidad de comprobarlo en su momento.

En esta película, cuyo estreno en España tuvo lugar el pasado miércoles 12 de julio de 2023, contamos con un reparto que es, parte conocido, parte novedoso. El cartel lo compone el siguiente elenco: Tom Cruise (como Ethan), Simon Pegg (como Benji), Ving Rhames (como Luther), Rebecca Ferguson (como Ilsa), Vanessa Kirby (como Alanna / La Viuda Blanca), Henry Czerny (como Kittridge), Hayley Atwell (como Grace), Pom Klementieff (como Paris) y Esai Morales (como Gabriel), entre otros. Los principales más destacados son: la nueva chica, la ladrona Grace, y el nuevo villano, el malvado aniquilador de vidas, Gabriel. Todos/as encajan y ofrecen a la trama su granito o montaña de arena.

Encuentro muy positivo en esta saga que cada película tenga su propia trama, una misión distinta y que no se haga necesario para comprender lo esencial, haber visto las anteriores. En esta ocasión, en la que contamos con una primera parte, y en 2024, se estrena la segunda, quizás sí se haga más necesario haber visto esta para asociar situaciones, personajes y objetivo de la misión con la próxima. Confieso que no ha sido un problema ir al cine a disfrutar de este trabajo, y anticipo con seguridad que tampoco lo supondrá ir a ver la octava película de la saga, aunque me da miedo pensar en qué terminará todo… No sé por qué me acuerdo de James Bond (Daniel Craig) y un escalofrío recorre mi cuerpo. Ante todo, seamos optimistas. A título personal, diré que Misión: Imposible sin Tom Cruise pierde todo sentido. Sé que los años pasan, pero cuesta aceptar ciertas ausencias y retiradas en el mundo cinematográfico. Soy de las que se encariñan. Además, a Tom Cruise todavía le queda para llegar a la edad de Harrison Ford. Ahí lo dejo caer…

¿Cuál es la sinopsis de esta película? El agente Ethan Hunt junto a su equipo se enfrenta a una misión que tiene como objetivo conseguir dos mitades de una llave que al unirlas supone la aniquilación del mundo tal y como lo conocemos, ya que dicha llave completa pone en funcionamiento una máquina de naturaleza nuclear que se encuentra en un submarino en el fondo del mar y cuyo único propósito de su creación es la destrucción. Héroes (los buenos) y villanos (los malos) hacen lo posible por cumplir con el deber (los buenos) o con el deseo/anhelo de poder y control absolutos (los malos). La trama, así descrita, de manera tan breve, parece superflua. No lo es. La película es maravillosa. Aburrimiento cero.

¿Qué detalles me disgustan de la película? El destino de las mujeres. Se muestra un sólido espíritu de equipo y esa idea casi utópica de que Hunt puede salvarlas a todas y eso intenta (no lo dudo). Sin embargo, la realidad es que no puede lograrlo, por mucho que se empeña, se lo ponen muy, muy difícil. Se vislumbra que la auténtica misión imposible de Hunt es mantener con vida a las mujeres de su equipo. Por otra parte, resulta doloroso que las mujeres parezcan ruedas de repuesto. Se ausenta una, y a los dos segundos de tristeza, ya se ha reemplazado. Soy consciente de que todos y todas somos prescindibles, pero es que incluso los duelos son insignificantes. Siempre hay otra mujer a la vuelta de la esquina, afortunado Sr. Hunt. Nunca está solito. Está claro que la saga se centra en la seguridad de las mujeres, pero no en el romanticismo al más puro estilo clásico. Hunt/Cruise tiene un trato impecable con el sexo opuesto. Siempre ha sido ese punto de Cruise el que nos llena a todas sus fans. En este aspecto, que no cambie nunca ese modo paternal, protector y de una, cómo decirlo, más destacada conciencia moral hacia ellas. En este punto, mantiene sus formas tradicionales y me gusta, lo confieso. Por otra parte, que nos muestren a una mujer que ha salvado a Hunt en otras situaciones, que se enfrenta al mal y que se defiende de manera solitaria e independiente, no queda nada mal en los tiempos que corren. Queda como una heroína que no pasa inadvertida, a pesar de todo. Podría haber sido peor. En favor de la selección de reparto, diré que me parece fantástico que las protagonistas pasen los cuarenta o al menos se acerquen. A ver para cuándo se pueden ver protagonistas femeninas en sintonía con la edad de ellos. Recordemos que Tom Cruise cuenta con sesenta y un veranos.

La trama es trepidante de principio a fin. Las escenas de acción son magníficas, destacando la persecución en un pequeño coche amarillo del que no voy a hacer publicidad, o el interminable despeño de un tren, etc. Para mí no ha sido más de lo mismo como ha publicado algún medio de prensa del que prefiero no acordarme. Para mí ha sido más de lo mejor. La película es un caramelito para el género de acción del siglo XXI. Destaco la elección del actor que encarna al villano carente de empatía, compasión, humildad y humanidad. Da la talla en sus maneras y tiene su punto de atractivo el Sr. Esai Morales, como Gabriel.

El compositor y productor musical británico Lorne Balfe ha sido el responsable de la banda sonora original de esta película. También lo fue de la anterior y lo es de la próxima. Que siga por esta línea. Se continúa conservando el toque identificativo musical que poseía la serie televisiva estadounidense de 1966 en su cabecera, y esto siempre es un valor añadido, además de la famosa mecha, que no puede faltar.

En lo referente al presupuesto que se ha dedicado al rodaje de esta película, la cantidad ha sido de 291 millones de dólares. Cantidad, a simple vista, escandalosa, que de seguro, cubrirán con creces en las taquillas de todo el mundo. Ya ha sido récord de recaudación en su primer fin de semana de estreno y no es para menos.

Sin más dilación, y para cerrar con broche de oro, me aventuro a mostrar mi calificación personal para este trabajo cinematográfico, dejando a un lado aquellos detalles que he destacado como negativos, pero que no dejan de ser mera opinión personal de una servidora. Un 9/10 refleja mi percepción general de la película, la emoción que sentí en el durante, la sensación que tuve al salir del cine y el grado de ganas que me quedaron para ver la segunda parte en 2024.

Muchísimas gracias por su lectura y atención. Hasta próximamente… Un cordial saludo.

-De la mano del Séptimo Arte-

Tráiler «Misión: Imposible. Sentencia Mortal. Parte I.»

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Ciclo Chocolat CXVI: Una crítica personal de película: “Babylon” (Damien Chazelle, 2022).

Ha pasado mucho tiempo desde que creé mi última contribución a este cinematográfico blog. Curiosamente, aquella última vez también hizo referencia a un estreno de cartelera de mi ídolo Brad Pitt. Lamento que ir a la sala de cine, tras la pandemia, resulte mucho menos motivador que antes, y no porque el encanto de una sala y unas palomitas haya perdido en emoción, sino porque los estrenos que realmente merecen la pena, esos que atraen al espectador sobremanera, no existen en la actualidad. Lamento que la evolución y el progreso impliquen que el cine se convierta en un mero negocio a través de plataformas, que incitan a no salir de casa y a consumir visionado en ratos alternos o todo de una vez, en vez de disfrutarlo en una sala de cine. Por otra parte, el precio de una entrada, sin reducciones, para ver una sola película resulta desconcertante. Ir a una sala de cine es un lujo, en los tiempos que vivimos, para mucha gente, aunque bien es verdad que las nuevas generaciones, en general, no están muy interesadas en el Séptimo Arte, siendo este, sin duda, parte de la cultura de cualquier ser humano. Quizás las familias no transmiten este interés, quizás no ven importante dedicar parte de los ahorros a este tipo de ocupación cultural o quizás, son los propios niños y adolescentes de hoy quienes no son capaces de estar diez minutos seguidos en silencio y prestando atención a un único estímulo. Cualquier motivo es válido. Las cosas han cambiado mucho en la sociedad y en la naturaleza humana. Las prioridades son otras, y sin duda, la educación que se recibe y que se inculca es muy diferente también.

Tras una introducción personal algo independiente del meollo de esta entrada, me precipito a desgranar mi apreciación sobre una película de 188 minutos, con un elenco que no pasa inadvertido: un maduro y experimentado Brad Pitt (como Jack Conrad), una impresionante Margot Robbie (tanto en aspecto como en calidad interpretativa), un prometedor Diego Calva (nominado al Globo de Oro por este trabajo), un Tobey Maguire como secundario caracterizado con un aspecto y una actitud algo peculiar y un muy cambiado Eric Roberts, en su línea de hacer un personaje poco agradable en trato. Todos ellos dan su toque personal a la trama. Además, nos topamos con Lukas Haas (niño de «Único testigo»), con Olivia Wilde, o con Olivia Hamilton, en apariciones breves. Tres horas de película dan para que la posibilidad de que el cartel de actores se incremente sea factible. Vayamos al grano… ¿de qué va la película exactamente? El director, Damien Chazelle (1985), responsable de títulos como «La la land» o ‘First Man (el primer hombre)’, entre algún otro, nos muestra una visión más realista y menos admirable de lo que supuso y fue el panorama cinematográfico de Hollywood en la década de los años 20 y 30. No les pillará de sorpresa, estimados lectores, que les diga que no era oro todo lo que relucía. Nada tenía que ver lo que el espectador captaba y sentía frente a la gran pantalla, con lo que celebridades del momento vivenciaban en sus particulares, «colosales» y desmesuradas existencias. Nada hay que esconder si la realidad del momento para directores, productores y actores/actrices no era solo ver cómo el cine, a la par que el mundo, evolucionaba, transitando de modo mudo a sonido. Gran paso de gigante, por supuesto, pero insuficiente para personas a las que el dinero se les quedaba pequeño y precisaban de llenar sus vidas con vicios y banalidades. Así es de caprichosa la mente humana. Por otro lado, podemos comprobar en esta película cómo la clave del éxito en este mundillo estaba llena de servilismo, trapicheos, manipulación, picardía, falsedad y apariencia. Que hasta el tipo más humilde del mundo pudiera terminar en la cima siendo servicial y resolutivo, y el tipo que ya estaba en la cima pudiera caer en cero coma por decadencia, debilidad o estupidez, supone una ironía en sí misma. De esta gran ironía, nace la comicidad en varios momentos de la trama. Muy bienvenida, ya que compensa todo la realidad agridulce, por no decir amarga, de la auténtica realidad de la Meca del Cine en sus tiempos de «gloria».

La banda sonora original, compuesta por Justin Hurwitz (‘Whiplash’, «La la land»), es una delicia para los sentidos. Maravillosa. Sublime. Muy especial y muy característica del mencionado compositor y guionista californiano, nacido en 1985. Felicitaciones por un excelente trabajo.

Su guion en algún momento es soberbio. Destaco una dura y realista conversación entre Jack Conrad (Brad Pitt) y Elinor St. John (Jean Smart). No se la pierdan. El personaje de Smart está basado en la novelista británica Elinor Glyn. Glyn escribió para las revistas ‘Cosmopolitan’ y ‘Photoplay’. Creó el término ‘It Girl’ y publicó, además, unas cuantas novelas románticas.

Ahora que se va acercando el momento de ir cerrando este post con la calificación que doy a ‘Babylon’, les confieso que no es sencillo calificarla. Por un lado, la película está muy bien llevada y está bien hecha, con unos efectos de sonido y unos detalles muy cuidados. Me recuerda en algunos instantes esporádicos a «La la land» y en una escena en concreto, al magnífico clásico «Cinema Paradiso», y tiene todo su sentido. Por otro lado, me hubiera gustado ver a un personaje de Brad Pitt más feliz, más romántico, más conectado con una vida plena, más fuerte quizás ante situaciones que son ley de vida para todos. Sin embargo, siendo el que es, lo borda, desde mi punto de vista. Lo mismo ocurre con Margot Robbie. Esta guapísima actriz está de Óscar en la piel de Nellie LeRoy. También hubiera querido quizás una visión más edulcorada y menos decepcionante de lo que fue el mundillo cinematográfico en tiempos de «esplendor», pero interiormente me percato de que esta y no otra fue la surrealista realidad de un momento único en ese famoso rinconcito de Los Angeles (California). Una cosa me queda clara y es que nada, absolutamente nada va a empañar o a enturbiar el recuerdo que tengo de mi viaje a este lugar hace unos añitos. Jamás olvidaré las calles de Bel-Air por las que paseé con los ojos como platos, ni mucho menos esa montaña con las letras de HOLLYWOOD a un mínimo de distancia de mi persona. Aquel viaje fue un sueño hecho realidad y, en cierta manera, esta película me lo volvió a recordar, aunque sin esa «suciedad» de la que hace gala esta película.

Concluyendo, y ya sin más espera, les comunico que mi calificación para con este trabajo cinematográfico es de un merecidísimo y, lo más objetivo posible, 7,8/10. Dejo a un lado que resulta demasiado extensa y que tendría que armarme de valor para volver a verla aun cuando pasara un tiempo prudente. Reconozco que la sinopsis no me ha seducido y lo que conlleva, tampoco.

Esto es todo. Muchísimas gracias, estimados lectores, por su atención. Sean felices y hasta próximas entradas.

Gema M.ª Gómez del Barco – De la mano del Séptimo Arte

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Ciclo Chocolat CXV: Una crítica personal de película: “Bulled Train” (David Leith, 2022).

Una de esas películas creativas, con alto grado de acción, fantasmadas a conciencia, un hilo conductor, explicaciones sutiles ante todo lo que acontece y un guion cómico.
El reparto principal abarca nombres como Joey King, Aaron Taylor-Johnson, Brian Tyree Henry e Hiroyuki Sanada, siendo Brad Pitt (llamado Mariquita) quien lo encabeza.
En muy segundo plano, contamos con la brevísima aparición de Sandra Bullock y Channing Tatum, además del fugaz cameo de Ryan Reynolds.
Es un trabajo cinematográfico muy curioso sobre el que no se puede desviar la atención, ya que esto dificultaría mucho seguir la trama y comprender por qué ocurre lo que ocurre y cuándo.
La banda sonora que disfrutamos resuena con clásicos musicales versionados como ‘Stayin’ Alive’ (Bee Gees) y ‘Holding out for a hero’ (Bonnie Tyler).
Un tren bala japonés con paisaje japonés en las ventanillas es el escenario de prácticamente el 90% de la extensión de la película.
Cinco asesinos a sueldo coinciden dentro de dicho transporte y surgen coincidencias, casualidades, vivencias, recuerdos, encuentros, venganzas, sanguinolentas escenas y multitud de situaciones rocambolescas.
Confieso, muy alejada de despreciar este trabajo, que no lo volvería a ver porque agota física y mentalmente, sin embargo, en la sala de cine disfruté de lo lindo de 126 minutos de mi tiempo. Me divertí. Me reí.
Con franqueza, pienso que Brad Pitt no desperdicia su carrera haciendo este tipo de cine. Es más, creo que está como pez en el agua. Me resulta magnífico que sea capaz de afrontar cualquier género cinematográfico, que sepa meterse en la piel de cualquier personaje con éxito. Cambiar de registro siempre es positivo. Un buen actor, en mi opinión, debe ser camaleónico y jamás encasillarse. Demostró tener dotes de cine de acción y cierta agresividad graciosa en “Érase una vez… en Hollywood”. Lo logra de nuevo, otra vez. Tan digno de un actor es hacer llorar y sentir dramatismo a la gente, como hacerla reír. Ya sabemos que Brad Pitt consigue tocar la fibra que el director desee en el espectador. Siempre lo ha hecho. Se ha ganado con creces escoger el proyecto que más le plazca.
Para poner broche final a esta crítica personal, diré que me ha parecido una película muy original en contenido y forma. No me cabe ninguna duda de que este trabajo tiene garra. Los personajes atrapan con sus maneras y realidades. Califico ‘Bulled train’ con un merecido 7/10. Felicito al director Leith por su enérgico y ordenado producto. No tiene pinta de haber sido fácil. Alabo, sobre todo, que a pesar de tanto movimiento y de tanto cambio de lugar y momento, no tiene pérdida. Todo está perfectamente explicado. Cualquier cuestión queda debidamente solventada.
Muchísimas gracias por su seguimiento, estimados lectores y cinéfilos.
Hasta próximamente…

De la mano del Séptimo Arte

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Ciclo Chocolat CXIV: Una crítica personal de película: “Un tranvía llamado Deseo” (Elia Kazan, 1951).

Buenos días, tardes o noches, mundo. Tras demasiado tiempo de ausencia en este personal blog de cine, vuelvo a aparecer, esta vez, con un clásico de lujo, en vez de con un estreno de cartelera.

Confieso que es la primera vez que veo este peliculón, y ya tenía ganas, la verdad. La curiosidad me podía porque las críticas que había leído de siempre eran magníficas. Hubo un tiempo en el que los clásicos de cine no estaban al alcance del ciudadano, si es que este ciudadano no tenía la edad suficiente como para poder haber sido ese afortunado o afortunada que podía verlos cuando se estrenaban en los cines, en este caso, por allí por los 50. No había, hace unos años, tantos canales televisivos para visualizarlos cómodamente en el televisor de casa y la programación no se cubría con este tipo de cine tampoco. Las cosas, muchas veces, ocurren en el momento oportuno, ni antes ni después… y antes de ayer se cumplió uno de mis anhelos a las diez de la noche en La 2 de Televisión Española. ¡No me lo puedo creer! 😉

Qué reparto más maravilloso… Qué gran obra teatral homónima (‘A Streetcar Named Desire’) del dramaturgo Tennessee Williams convertida en una auténtica joya del cine clásico con mayúsculas. Qué buen resultado. Un jovencísimo Marlon Brando, en la piel del brusco y poco afable personaje descendientes de polacos, Stanley Kowalski. Su esposa, interpretada por Kim Hunter, ganadora del Óscar a mejor actriz secundaria, que encarna a Stella Kowalski, una ingenua mujer enamorada, pero no lo suficientemente ciega, por suerte. La peculiar Srta. Blanche DuBois… un complejísimo personaje repleto de matices y detalles, interpretado por la soberbia actriz británica Vivien Leigh, ganadora merecedora de su segunda estatuilla dorada por este espectacular trabajo. Para completar un magnífico reparto, contamos también con la presencia de Karl Malden, como el bueno (o flojo) de Mitch, afortunado él al ser reconocida su buena interpretación con un Óscar en la categoría de mejor actor secundario. Grande este mencionado cuarteto, la verdad.

Este clásico que me ocupa ante ustedes, obtuvo nada más y nada menos que doce nominaciones a los Premios Óscar. Tres de las estatuillas doradas fueron para una parte importante del reparto, tal y como les mostraba en el párrafo anterior. La cuarta y última estatuilla otorgada fue a parar a la categoría de diseño artístico y decorados, para Richard Day.

Me quiero centrar en la trama, que tiene mucha miga. Dos hermanas… una casada (Stella) y esperando un hijo de Stanley, descendiente de inmigrantes polacos, violento, maleducado, desagradable, sin poder adquisitivo, y dado a la bebida y a la agresión estando ebrio… sin embargo, joven y muy agraciado, tanto de cuerpo como de cara. La otra hermana, Blanche, la mayor, profesora de gramática de Secundaria, viuda joven de un homosexual que se suicida, con cierta tendencia a la bebida y una mala reputación iniciada a partir de la pérdida de sus posesiones materiales por una mala gestión administrativa de sus antecesores y por ciertos escarceos sexuales, primero con un alumno, y luego, tras su despido de la escuela, con otros hombres desconocidos. El cuarto en discordia es Mitch, un hombre trabajador y caballeroso, que convive con su madre moribunda. Este es compañero de trabajo de Stanley y suele participar en las timbas de cartas que el mismo Stanley organiza en su propia casa.

Ninguna de las dos mujeres, ninguna de las dos hermanas, lleva una vida feliz por diferentes y numerosos motivos. Ninguna de ellas ha tenido la suerte debida, o quizás, no la buscaron como debían. Todo depende de la visión particular del espectador. ¿Por qué el personaje de Blanche es el que más llama la atención? Porque es el de una mujer muy atípica para la época, pero todas sus preocupaciones son comprensibles. Le preocupa la reputación que no supo cuidar y por la que ahora es juzgada o repudiada o no respetada. Le preocupa su edad. No quiere que su rostro sea visto a la luz ya que las arrugas le dificultan la conquista. Es una mujer madura que siente deseo, pero no se le permite alardear de él, no se le permite coquetear porque ya no tiene veinte años. Vemos ante nosotros, con cierta pena, la situación tan dramática de una mujer de los años 50, que no tiene ni oficio ni beneficio… ni un hombre que pueda quererla, desearla y mantenerla económicamente. Simula la pureza donde ya solo queda vergüenza. Simula la juventud donde ya solo quedan arrugas. Busca al hombre caballeroso, al amable, al atento, a aquel que la adore, y parece ser tarde para ella. Ya no todos resultan amables. Ya no todos la hacen sentir complacida. Ya no es su momento. Vemos con expectación y rabia la dependencia y la desdicha de una mujer que lo tuvo todo y lo perdió. Se le pasó la primavera, y el arroz. Una mujer perdida, una loca… el resultado de una vida alejada de los cánones sociales, de lo tradicional y correcto.

Stanley, por su parte, tiene su merecido en la película. Desde mi punto de vista, el argumento es justo y cada cual se lleva lo que merece o lo que necesita. El personaje de Stanley encarna un perfil de hombre que hoy calificaríamos de «manipulador» o de «maltratador físico y psicológico». No se comporta como un buen hombre ni con su esposa ni con su cuñada. No respeta la fidelidad. Resulta violento, entrometido y bocazas, a mi juicio. Cojea en modales y en sentimientos. Bien hecho físicamente, pero, en definitiva, cae como un trozo de carne con patas. Su esposa Stella ve por fin las orejas al lobo y toma una decisión muy meritoria, sobre todo, para la época. Podría haber sido el personaje de una esposa sumida y resignada, y no. Al final, como mujer que se hace valer, da la talla. Por otra parte, nos encontramos con Mitch, un opuesto a Stanley, un hombre no tan atractivo, pero bastante más cabal, aunque le falla su cobardía, su poca personalidad, su desinfle ante el qué dirán. Se deja llevar por las habladurías y no por el corazón. Se arrepiente y actúa, pero ya tarde. Podría haberla salvado de la frialdad e intolerancia del mundo, pero ella ya va camino del sanatorio mental…

En este magnífico clásico, toma especial relevancia la puesta en escena… las expresiones, los gestos, las miradas, y un guion que lo explica todo… Maravilloso trabajo en su totalidad. Sí, Blanche coge un tranvía llamado Deseo en verdad para llegar a la casa de su hermana en Nueva Orleans, pero a la par, el deseo es ese inconfesable personaje fantasma en la trama, omnipotente, ante el cual se doblegan varios personajes. Deseo como una virtud humana en ellos. Deseo como la infernal perdición para ellas. Otra época, otras ideas, otras marcas sociales.

Sin más dilación, califico «Un tranvía llamado Deseo» con un merecidísimo 8’5/10. Me encantará volver a verla para valorar algún detalle más que se me haya escapado. Es una película de lo más completa. Ya me hubiera gustado poder admirarla cuando se estrenó por vez primera en un cine madrileño o cuando fue su estreno en el escenario del teatro Shubert, en New Heaven, el 3 de diciembre de 1947. No pudo ser. Nací tarde para esto. Qué le vamos a hacer.

No es de extrañar que se considere ‘A Streetcar named Desire’ la obra maestra del gran y evolucionado Tennessee Williams, todo un cirujano de los complejos, traumas y realidades cotidianas del género humano de su época. Cada personaje es un imantado maremágnum de vida que da ganas de analizar, de despojar de capas como a una cebolla, para darnos de cara con la verdad. Siempre hay algo oculto que florece y que se desvela dejando al desnudo al personaje.

Un clásico muy, muy recomendable, sin duda. Por muchos tranvías más, se llamen como se llamen. «Amor» sería un buen nombre, por aquello de darle un potente giro a la trama.

Mil gracias por su lectura y atención. Hasta próximamente.

De la mano del Séptimo Arte

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Ciclo Chocolat CXIII: Una crítica personal de película: “El último duelo” (Ridley Scott, 2021).

Muy buenas, estimados cinéfilos y seguidores de este espacio de cine que vuelve a estar abierto al público. Confieso que soy fan de siempre del director de cine, guionista y productor británico Ridley Scott. Con 83 años, y tiene en cartelera este estreno que nos ocupa. Además, en breve se estrenará «La Casa Gucci», que también es un trabajo suyo.

Mi propósito es adentrarme en las profundidades de una película muy llamativa en esencia. «El último duelo» supone un cambio demoledor de época para un tema que hoy en día se trata con gran frecuencia en los medios. El feminismo llevado al medievo, dicen algunas personas. No, en absoluto. No lo creo así. Scott ha llevado un problema real femenino, un delito que atenta contra la mujer, que es la violación, a un momento de la Historia en que las féminas nacían para ser un mero objeto carnal, vientre de futuros descendientes y con una existencia desprovista de derechos esenciales para todo ser humano a día de hoy: voz, decisión y posibilidad de posesión de credibilidad. Su existencia estaba adherida a la de su padre primero, y a la de su marido después, como si por sí sola o por sí misma, no poseyera ningún valor ni capacidad. La autosuficiencia, la independencia y la libertad no estaban al alcance de ninguna mujer en la Edad Media. Tanto sus actos como sus palabras carecían de importancia si eran buenos y merecían un castigo si se desviaban de las expectativas de una sociedad puramente machista, injusta y cruel. Confieso que me agrada ver este tipo de películas porque a pesar de la rabia que siento, me hace valorar más positivamente el hecho de vivir en el siglo XXI. Por supuesto, haber nacido en un país occidental también ayuda a favor en esta realidad.

Me ha sorprendido muy gratamente que el Sr. Scott haya sentido la necesidad de mostrar al mundo la verdad de muchas féminas a lo largo de la Historia, las cuales, asumían y padecían tremendas injusticias en silencio pensando que todo cuanto les ocurría era lo natural por haber nacido mujer.

Fui al cine sabiendo lo que me esperaba como espectadora y aceptando que podrían ser ciento cincuenta y tres minutos de agonía ininterrumpida para mis ojos y para mi mente. En algunos momentos, lo fue. Empatizar con la protagonista supone un orgullo y una dignidad herida que tan solo puede sentirse en grado máximo si realmente viviéramos esa situación tan desagradable y de por vida en pleno siglo XIV. Estoy convencida de que habría mujeres que aceptarían las circunstancias con naturalidad, pero otras, más inteligentes, con resignación, preguntándose por qué.

La película, a mi modo de ver se excede en duración, pero no aburre. Mantiene la curiosidad hasta el final. Confieso que hay escenas de mucha violencia, pero asumo que se nos hace constancia de la brutalidad del hombre en aquel momento. Lo solucionaba todo a golpes. En este trabajo, se vislumbra un poquito de «justicia», pero dicha justicia no es divina ni celestial ni judicial… está absolutamente amarrada a la suerte del vencedor en el duelo, y qué triste resulta que así sea. La justicia no es tal. La justicia no es real ni legítima ni fiable.

Les digo con sinceridad que no es una película que me gustara volver a ver, pero cierto es que está bien hecha, muy bien ambientada. Transmite los valores de una época despojada absolutamente de los mismos para la realidad femenina. Eso valores caballerescos solo eran posesión y voluntad de los hombres y las mujeres vivían a merced de ellos. Qué decir de un reparto encabezado por cuatro nombres: Jodie Comer, Matt Damon, Ben Affleck y Adam Driver. Todos ellos a la altura de las circunstancias en la interpretación. Actores que siempre gustan llegan a encarnar a un personaje que rompe con la tendencia, aunque eso no disminuya en absoluto la calidad del personaje. Espléndidos los cuatro. Destaco escenas muy buenas, llenas de sentido y significado. Ridley Scott («Gladiator», «Red de mentiras», «Exodus: Dioses y reyes») siempre ha sabido cómo combinar momentos de guerra y de paz en sus películas con una sensibilidad madura bien visible a los sentidos. La dureza está presente en la película en todo momento, por diferentes motivos. Creo que Scott ha transmitido lo que quería y como quería. El resultado es convincente.

No me demoro en mis argumentos críticos, calificando, por fin, este trabajo con un merecido 7,5/10. Recomendable. Muchas gracias por su seguimiento y hasta más ver…

Gema María Gómez del Barco

#YoVoyAlCine

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Ciclo Chocolat CXII: Una crítica personal de película: “Sin tiempo para morir” (Cary Fukunaga, 2021).

Muy buenas, estimados lectores de este humilde blog de cine. Llevaba demasiado tiempo sin ningún estreno de cartelera, sin ninguna crítica a realizar. Me animo hoy a ello, tras un intervalo existencial extraño… para todos, según creo. Hemos vivido tiempos inesperados y confusos a los que hacer frente de una manera u otra. Ánimo a todos aquellos que aún seguimos por aquí. Sigamos disfrutando del Séptimo Arte, ya que gozamos de ese privilegio, de ese honor tan especial.

Les traigo un estreno cinematográfico que ha dado muchísimo que hablar. Sí, el famoso agente británico con licencia para matar regresó, interpretado todavía y por última vez, por el actor británico (como no podía ser de otra manera) Daniel Craig. La película es larga de duración, como siempre, y quizás demasiado. Mucha acción, sí. Buena trama, sí. ¿Giros inesperados? Alguno hay… ¿Se conserva la esencia del personaje principal? Pues… difícil pregunta y más difícil respuesta. El actor deja el pabellón bien alto, en mi opinión, sin embargo, el ‘James’ romántico y diferente que nos mostraron con Daniel Craig en «Casino Royale» (2006) se vuelve más humano y sensible, si cabe. El personaje continúa un registro más cálido, más cercano, más humilde, más protector… y estas cualidades modifican la versión original del personaje que recordamos, encarnado por un Sean Connery, frío, práctico, resolutivo y carente de sentimientos reales hacia las mujeres. Claro que comprendo por qué el Sr. Arturo Pérez-Reverte, ha tachado a este nuevo James Bond de «moñas», pero tan solo es una cuestión de preferencia personal por parte del espectador. Entiendo que a muchos hombres, este ‘James’ les ha decepcionado. A mí, desde una perspectiva de valoración femenina, no. Creo que si la trama toma un aire familiar, este es el hombre que tiene que mostrarse y no otro. Pienso que para modificar el comportamiento de ‘James’, habría que hacer grandes cambios en las novedades que presenta el contenido de la película. Para una vida de soltería, de hombre atractivo y vividor es perfecto el personaje original. Para una vida distinta, que es la que se ve en este título, es necesaria una reconstrucción del personaje a medida de las exigencias que se le han impuesto. ‘James’ ya no tiene tan solo la responsabilidad de salvar el mundo sino que en el ámbito personal, las cosas se le han complicado bastante. La nueva situación merece un personaje a la altura y no uno preocupado en exclusiva por la manera en la que le gusta el Martini. El Sr. James Bond ha madurado y se expone ante al espectador como alguien de carne y hueso. Agitado, sí. Revuelto, sí. Seco, en absoluto.

Puede que fuera oportuno el cambio del personaje. Puede que, en pleno siglo XXI, no nos seduzca tanto el hombre que disfruta de las mujeres como aquel que convive con ellas y, tiene los cojones suficientes como para enamorarse de una. Eso es auténtica valentía en el mundo de hoy, damas y caballeros, y de los más varonil, me atrevería a decir. Esta película que nos ocupa, «Sin tiempo para morir», tiene tiempo de sobra como para que el espectador opte por desconectar en algún momento. Hay instantes de lentitud. También hay instantes de dramatismo y, por qué no, de tragedia. Hay tiempo para todo y es apta para todos los gustos. Comprendo por qué la actriz Ana de Armas aceptó su papel como chica Bond, y me parece muy digna su decisión. Tiene una intervención fresca, inocente y original. No todas las mujeres pasan por la cama del Sr. Bond. Con Daniel Craig, lo sabemos de sobra. Qué decir referente al malvado personaje Safin, interpretado por el famoso actor Rami Malek (‘Bohemian Rhapsody’)… Maldad tiene de sobra y eso es un plus. De hecho, puede que en la historia de las veinticinco películas de Bond, no haya habido otro «antihéroe» que consiga lo que logra este con él. El efecto de la maldad en esta película parece ser letal. La justicia no es tal en este trabajo.

La 25ª película de la gran saga de Bond tiene algo especial, algo que impacta en su conjunto. ¿Buena? Lo es, sin duda. Se trata de ciento sesenta y tres minutos de variedad de registros, de secretos por descubrir y de emociones que expresar. Sí, Bond ha cambiado, claro, ¡a mejor! Por otra parte, me encantó la cabecera… el tema ‘No time to die’, interpretado por la cantante Billie Eilish, muy al estilo Bond y con sentimiento. Esa nostalgia contenida que transmite resulta perfecta. Hans Zimmer ha tomado la batuta en esta ocasión y la calidad le precede, respetando, por supuesto, el sonido original que identifica al agente británico y a todas y cada una de sus misiones.

Sin más dilación, doy a este trabajo una puntuación de un merecido 7 sobre 10. Vayan al cine a disfrutar de una de las mejores películas de la saga. Les impactará, lo hará, ya sea para bien o para mal. Muchas gracias por su atención, queridos lectores y cinéfilos. Hasta próximamente…

Gema María Gómez del Barco

#YoVoyAlCine

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Ciclo Chocolat CXI: Una crítica personal de película: “Tenet” (Christopher Nolan, 2020).

Muy buenas, damas y caballeros, estimados cinéfilos todos. Regreso con más cine después de demasiado tiempo esperando a poder ver una película en pantalla grande, con cierta prudencia, confianza y seguridad. Todo llega y aquí me encuentro de nuevo escribiéndoles unas palabritas sobre una película que ni pasa ni deja indiferente.

https://youtu.be/jMg5xg4V29U (trailer de la película «Tenet»)

Vamos con una primera cuestión antes de nada… ¿cuál es la sinopsis de «Tenet»? Pues bien, esta película trata de una manera curiosa, atractiva y original la salvación del mundo ante la inminente posibilidad de entrar en la Tercera Guerra Mundial. Para ello, habrá que evitarla, claro está, de la manera que sea, pero lo inusual son las circunstancias, esa nueva realidad con la que se topan los protagonistas. Se trata de una realidad invertida, un enigmático algoritmo temporal con unas condiciones adversas en las que tendrán que lidiar para lograr el propósito último ya mencionado. La existencia de una realidad futura inmersa en una realidad pasada o actual y cómo actuar en ambas supone la clave del nuevo enrevesado y divertido hilo cinematográfico de Nolan.

De seguro, se preguntan también qué sentido tiene el título de la película que nos ocupa. «Tenet» es, en primer lugar, un bello palíndromo, es decir, se escribe igual de derecha a izquierda que de izquierda a derecha. Por otra parte, «Tenet» parece ser, en la mayor de las simplezas, el nombre de una organización dentro de la trama, sin embargo, con Nolan a la cabeza, no debemos quedarnos en una idea tan poco elaborada. «Tenet» es también un principio o creencia, basados en la ignorancia para dar paso a la fe, que es el único poder prioritario para sacar del mundo lo mejor y centrarnos en salvarlo y no, por el contrario, en destruirlo. «Tenet» lleva tras de sí un sentido físico cuántico, la búsqueda de un algoritmo temporal que plantea al ser humano dos realidades diferentes que debe distinguir y tratar por separado: una noción temporal actual y una futura, que en una existencia humana normal, se nos escaparía por completo.

Miren, he visto de Christopher Nolan la mayor parte de su filmografía y está claro que este trabajo supone la misma preocupación con el tiempo por parte del director que sus otros dos trabajos «Origen» e «Interstellar». Las tres son absolutamente diferentes y, sin embargo, el entramado, el contenido gira en torno a ese bien tan preciado y limitado para la especia humana, al que denominamos TIEMPO.

Les cuento mi experiencia cinematográfica en la sala de cine… un buen reparto con un nuevo actor como protagonista que da la talla en actuación, aunque para mi gusto no llega, por ahora, al conjunto tan completo que supone su padre, Denzel Washington. Robert Pattinson, que está sublime y esperaba que en una película por fin fuera él mismo. Michael Caine, que hace acto de aparición y con eso basta para ofrecer clase y talento durante un minuto. Por supuesto, Kenneth Branagh, que borda el papel de malo malísimo. Y otra nueva adquisición, una mujer de 190 cm de estatura, llamada Elizabeth Debicki, que condensa en ella misma la femineidad, la vulnerabilidad y la fragilidad, y con ello, la necesidad de ser salvada por el bueno de las garras del perverso. Quizás, si les soy sincera, he echado de menos una banda sonora tan atrayente como la de «Origen», sin embargo, el sonido es brutal. No, Ludwig Göransson no ha hecho un mal trabajo componiendo. Simplemente, su esfuerzo pasa un poco sin pena ni gloria. Hay tanto movimiento, tanta acción, que no se echa en falta ningún sonido más. Les puedo decir que engancha. Pueden comprenderla o no, o intentarlo al menos, pero les advierto de que en los 150 minutos de película estarán pendientes de todo cuanto acontece, de cada giro, de cada detalle, y ni se cansarán ni se aburrirán. Más al contrario, no se les hará ni extensa siquiera, y lo es. No despegué los ojos de la pantalla y llego a dudar de si parpadeé.

Creo haber plasmado todo cuanto quería y necesitaba contarles, así que sin más espera, les informo de que mi valoración numérica de «Tenet» es de un merecido 7,2/10. Felicito al Sr. Christopher Nolan por su siempre innegable creatividad, imaginación y dedicación a la hora de crear una película. Su sello es inconfundible. Para mí, «Tenet» es la mejor hasta la fecha, dejando a un lado su trilogía de Batman, que es un tesoro, y dista mucho, en trama, a «Tenet».

Muchísimas gracias por su atención y seguimiento. A ver si el cine vuelve a la cartelera en la cantidad que solía y puedo volver frecuentar mi vicio favorito.

Hasta la próxima.

#GMGdB##De la mano del SéptimoArte##Estrenosdecine##Tenet##Septiembre2020

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